Biden defiende el asesinato por Israel del líder de Hezbolá

Poco antes de asesinar a Nasrallah, el Ministerio de Defensa israelí confirmó que había obtenido un paquete de 8.700 millones de dólares de Estados Unidos para continuar oxigenando la guerra genocida de la ocupación contra Gaza y Líbano. Foto: EFE

28 de septiembre de 2024 Hora: 17:54

Además de justificar el crimen, el inquilino de la Casa Blanca catalogó como terroristas a grupos como Hezbolá, Hamás, los rebeldes hutíes y otros que conforman la resistencia contra el sionismo.

Horas después de que la entidad sionista bombardeara Beirut y asesinara al secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, el presidente de los EE.UU., Joe Biden, afirmó que ese crimen fue «una medida de justicia».

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En una declaración difundida a través del sitio web de la Casa Blanca, el mandatario alegó que el movimiento de resistencia islámica libanés, que dirigía Nasrallah, provocó «numerosas víctimas, entre ellas miles de civiles estadounidenses, israelíes y libaneses».

Añadió que Washington «apoya plenamente el derecho de Israel a defenderse», sin referirse a las más de 41.000 personas asesinadas por la entidad sionista desde el 7 de octubre pasado a la fecha y la devastación de casi el 70 por ciento de la infraestructura de la Franja de Gaza, léase viviendas, escuelas, mezquitas, universidades, hospitales y otras instalaciones sanitarias, etc.

Biden catalogó como terroristas a Hezbolá, el movimiento Hamás (resistencia palestina), los rebeldes hutíes y otros grupos que conforman el eje de la resistencia contra el sionismo. No mencionó que Israel y su maquinaria de guerra sirven a las élites de poder estadounidenses para desestabilizar Oriente Medio e intentar controlar sus recursos energéticos.

Tampoco mencionó que EE.UU. es cómplice del genocidio israelí en Gaza y la actual agresión contra Líbano, y que contribuye a crear un marco de impunidad a la entidad sionista.

En su declaración, el mandatario estadounidense añadió que el objetivo de su país consiste en reducir las tensiones en la Franja de Gaza y Líbano mediante esfuerzos diplomáticos, pero a finales de julio, la entidad sionista asesinó al líder de Hamás, Ismail Haniyeh, mientras el movimiento palestino asistía al diálogo con Tel Aviv para lograr un alto al fuego.

Tampoco dijo una palabra sobre la intransigencia de Israel, con nuevas exigencias al diálogo para romper consensos, extenderlo y prolongar el genocidio de los ocupantes.

Reiteradamente, EE.UU. ha vetado en el Consejo de Seguridad propuestas de resoluciones contra Israel por sus crímenes de lesa humanidad en Gaza. También son conocidas las presiones de Washington sobre integrantes de la Corte Penal Internacional para que no se cursaran órdenes de detención contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, por su papel en las masacres y limpieza étnica contra los palestinos.

Poco antes de asesinar a Nasrallah, el Ministerio de Defensa israelí confirmó que había obtenido un paquete de 8.700 millones de dólares de EE.UU. para continuar oxigenando la guerra genocida de la ocupación contra Gaza y Líbano.